martes, 9 de noviembre de 2010

El bar de la desilusión

Llegó la camarera a decirme: - ¿Te traigo la carta o ya sabes?
-No, ya me decidí, le contesto. - Un té
- ¿De que lo queres?
-Un Té amo
Me miró con escepticismo, y salió hacia la barra. Al rato me trajo un té común, y debajo una servilleta escrita
-Té Quivocaste

Lo tomé de un sorbo y salí a seguir con mi vida

martes, 16 de diciembre de 2008

Perdido en tus hombros

Estiro mis brazos alrededor de tu cuello, para protegerte de peligros inexistentes. Escribo la novela inacabable de dialogos sin sonidos, de miradas de soslayo, y aguardo que vos empieces, que seas la primera en decir lo que se degrada en mi saliva cada vez que te veo, que te tengo a mi lado

jueves, 13 de noviembre de 2008

Una ley de probabilidades

La probabilidad de que un hombre joven encuentre una chica deseable y receptiva crece proporcionalmente cuando él está:

(1) esperando a otra chica,
(2) con su mujer,
(3) con un amigo mejor plantado y más rico.

jueves, 30 de octubre de 2008

Los timidos tambien sufrimos desamores

Como por accidente, cada tanto hay una mujer para la cual vencí todas mis limitaciones, o mas bien, ella se encargo de atacar todas las barricadas que se habian hecho en mi alma. Dura un tiempo, se termina.
Los soldaditos del "Ejercito de la Inhibición" contratacan al grupo de Revolucionarios de la Extroversión Anímica. Enseguida arman las defensas, las barreras, marcan limites, crean cercos, vallas, alambres de puas, fronteras. Busco refugio en un rincón, una habitación, sintonizo una radio de lentos, rescato los viejos cassettes o cds de Roxette, Brian Adams, Richard Marx o las bandas de sonido de Ghost, Philadelphia, etc.
Agito la bandera blanca de rendición, con partícular esmero, que duela. Los timidos compensamos el equilibro entre las alegrias ajenas con las tristezas propias.

jueves, 2 de octubre de 2008

La vergüenza

Me puedo cuidar del sol para no enrojecerme, hay cremas, protectores o gorros con visceras. Sin embargo, la mirada del otro, la observación minuciosa o detenida, el encuentro más terrible si los ojos son femeninos, me provoca un ardor facial inevitable.
La palabra vergüenza tiene su origen en el latín, en la palabra verecundio. Verecundo deriva del verbo vereri, que literalmente significa “temer, no atreverse a hacer algo”, pero no por miedo o terror, sino por respeto o reverencia, palabra que procede de ese mismo verbo. Y eso es lo que me pasa, ahora pienso si no me atrevo a algo por el respeto que le tengo, o mas bien por el misterio que encarna. Porque ahi esta la mujer, donde asocio respeto con distancia. Cuando mis facciones se enrojecen, no solo detesto mi silencio, mi palabra mal usada, sino mi organismo, que avisa que estoy callando algo o diciendo estupideces, que al caso es lo mismo.
Y si digo algo, jugado, enseguidita la maquina productora de sensaciones procesa lo siguiente: La mente manda un pensamiento arriesgado a los organos vocales, el paladar y la lengua procesan el dato y vocalizan: Sos muy linda! El oido retiene la información, la vuelve a mandar al cerebro, con un post-it color rojo y un cartel: documento peligroso. Llega a uno de los hemisferios, que al instante distribuye el documento por el torrente sangüineo para su evaluación. La respuesta del organismo es la siguiente: Oigan, globulos rojos, hematocitos, allá arriba hay un archivo peligroso, es posible que sea un virus sentimental, un arrojo, que pone en peligro el cuerpo, necesitan ayuda, vayan para arriba a tirar una mano. Pasan por mi cara y se quedan todos juntos ahi, esperando la decisión. Esperan hasta que el cerebro manda un enmiendo poco eficaz, que llega a la lengua de ese rostro rojizo: -Me refiero, cuando sonreís. El enmiendo consiste en pasar de un concepto general a una particularidad, que aminora la fuerza de la frase pronunciada.

martes, 16 de septiembre de 2008

Cap.IV: En una discoteca, pub o boliche

Estoy medio alegre, si, me voy a animar, que mierda. Empiezo por plantearme objetivos honestos para mi condición. Si bailo con una chica termino la noche con saldo positivo. Si me la llego a tranzar, digamos que es una azarosa madrugada en miles, que dará una ganancia inédita, saldo excesivo. ¿Algo más? No, no creo, aunque ella tomara la inciativa, no tengo con que cuidarme, y ni en pedo (mas de lo que estoy) me meto en el kiosco a pedir forros.
Pensemos la estrategia, a ver si puedo sacar una estadística "a ojo". Acá habra 50% hombres y 50% mujeres aprox. Los de seguridad se encargan bien de que no haya superavit de un genero. De esa mitad, el 80% estará alegre y desinhibido, con lo cual irá a encarar a una minita, del otro 20% que no toma, el 99% ya tiene chamuyo natural asi que irá por lo mismo, un 1% serán timoratos como yo que vinieron solo para hacer el aguante, y estando sobrios, se quedarán acostados sobre una columna bostezando y mirando el reloj. Entonces, de principio, tengo al 0.5% del boliche por debajo de mis posibilidades (o el 1% de los hombres). Los que tienen chamuyo natural ganan seguro, aunque mas no sea pasar la noche charlando, lo que baja el nivel de mujeres disponibles. El mareo me hizo perder las estadísticas. De las que quedan, algunas solo querran bailar con sus amigas (creo que la mayoría) y solo un infimo porcentaje estará abierta a aguantarse un parloteo imperfecto y resbaloso, siempre y cuando tenga gracia. Eso implica que no puedo ir, medio borracho, a preguntarle idioteces como su signo, sus lugares habituales, su barrio o su edad. Debe ser algo original, innovador. Lo mas efectivo sería sacarla a bailar, pero al toque sabria que un tronco petrificado de arrayanes tiene mas gracia que yo, si es muy ductil me dirá que va al baño (a ellas no les importa que ya sepamos que ese latiguillo es solo el artilugio para quitarnos de encima). Ya no puedo esperar los lentos, nadie los pasa. La otra es dejar lo pies quietos y mover un poco la cadera. Y bailar sueltos pero al menos preguntarle algo. A ver, intento con aquella, hay, que nervios, uff, estoy transpirando, que le digo, que le digo!! Coraje Pablo, vamos que vos podes, uy, estoy temblando:
-Bailas?
-Dale!
Estoy sudando, que nervios, me duele el estomago, uy, me baja todo junto, que revoltijo, no aguanto:
-Me disculpas que voy al baño? Ya vengo. (Casi la logro, de cualquier manera, tambien fue prevención, seguro que me decia lo mismo ella un rato despues, tomaa!)

lunes, 1 de septiembre de 2008

Cap.III: En la universidad

Comienzo de cuatrimestre, va tarde en busca de los listados con el aula asignada. Sube al segundo piso, desanda el pasillo, llega.
No estan todos acomodados, mira ese asiento al lado de ella, que aún no se ha quitado el saco. Se sienta, usa su latiguillo de iniciación: -¿Acá es Principios de política económica? -Sí, acá mismo, sonrie. Ese recurso es su mayor demotración de coraje. Siente un cosquilleo.
Las próximas clases, por costumbre humana, los asientos se ocupan de idéntica manera. Ha logrado el hola, chau, y que hora tienes.
En la cuarta, el profesor propone trabajo en grupo. Él se debate si girar para el costado de ella no será muy evidente, quizás mejor con el de adelante, solo le tiene que tocar la espalda. Mientras su cabeza trabaja, ella torna su silla:
-Lo hacemos juntos? te parece?
-Dale
-Perdón, es que me olvidé tu nombre.
-Pablo, pero creo que nunca te lo dije.
-Ja, pensé que te lo habia preguntado, que colgada. Soy Marcela.
-Que bien, estee, que hay que hacer?
-No se, hay que elegir de un país de latinoamerica e investigar algo. Igual todo con la bibliografía del programa, debe ser fácil.

Terminaron el cuatrimestre, las reuniones antes de la clase, la materia, empezaron la amistad. Se inscribieron juntos en más materias, compartieron cortados en jarrito, nuevos grupos, intercambiaron mails, mensajes de texto, medialunas, partieron un tostado en dos, cortaron la calle cuando habia que hacerlo, sellaron la libreta de aprobadas, el le paso un auricular para ponerle música a la espera de un final, ella le paso sus cuadros sinópticos, el le regalo un resaltador naranja
.
Él pensó que aún faltaba la cerveza en el bar de la esquina, el de ventanas pequeñas y poca luz. Los cafés del acuario dicroico no lo habian hecho avanzar mucho en su propósito, quizas la noche, la cerveza compartida (Marce, nos sale mejor pedir una grande, no?) y el lugar acogedor le darían confianza para decir, describir ese cosquilleo que sintió en el principio de los principios...de economía política.
Dio vueltas, fue al baño: -La cerveza, siempre me baja tán rapido!.
Quería verse en el espejo, encontrar la cara que condiga lo que estaba a punto de revelar. Regresó, ella se habia vuelto a servir. La vió nerviosa, morada, quizas era el alcohol, o habia intuido que se venia ese secreto tan bien guardado. Pablo sintió que algo la inhibia, que mejor en otro momento.

(Bueno, estamos pasando juntos lo vergonzoso de esto, otro día no se si tendré oportunidad, ella quiere seguir con teoría contable dos, a lo mejor la puedo ayudar, yo que la pasé, pero no será lo mismo. No la veré más, vendrá otro a buscar ese asiento vacio y todo mi mundo se desplomará. Si pido otra cerveza no va a aceptar, más si ya se dió cuenta como viene la mano.)

Ella terminó su vaso, miro la base de la botella, hizo gesto de sorpresa, rió, pero enseguida se puso seria.

-Pablo, no se si vos te diste cuenta alguna vez, si notas algo en mi cuando estamos juntos, la verdad..., digamos que me cuesta decirlo, no quiero que suene a reclamo, pero yo estoy muy pendiente de vos, y vos...no se...nunca me prestaste el apunte.

Él inmovil, no podia creer lo que estaba escuchando, como se le habia pasado aquello, si ella supiera cuan pendiente estaba él, en entenderla, en escucharla, en acompañarla, en ayudarla, en amarla en silencio. Sin embargo, no habia recaido en algo tan simple. Terminaron la cerveza, la acompaño a la parada. Volvió a su casa.

Al día siguiente llegó antes, fue a la librería, pasó media hora sacando fotocopias, las anilló, compró otro resaltador, esta vez amarillo. Esperó en la puerta que llegara, la abrazó, la besó, extendió su mano:

-Marce, el apunte que querias, lo hice anillar. Espero que te vaya bien en teoria contable. Pero cuando lo necesites, voy a estar para ayudarte.

Gracias a eso, tendría otra oportunidad de juntarse, esa vez no dudaría en decirle cuanto la ama.